jueves, 28 de mayo de 2009

Barroso, varado en las Azores

Publican mis colegas de Madrid un interesante artículo diciendo que en España no se sabe ni quien es José Manuel Durao Barroso. Y leyendo los comentarios que aparecen en la página web del ABC veo que aquellos que si conocen al personaje son los que se empeñan en mantenerlo fijado en la famosa “Foto de las Azores”, como si no hubiera pasado nada desde aquel instante. Y tengo que reconocer que eso es lamentablemente el caso, que la política europea lleva tres años paralizada.
Sobre lo que significa esa “Foto de las Azores” yo tengo la ventaja de haber seguido de cerca los acontecimientos, incluyendo el haber estado en Irak durante la guerra (por estar, estuve en el Nueva York del 11-S, en el Afganistán de la huída de los talibanes o en el Irak de la caída de Saddam Hussein y la llegada o la salida de las tropas españolas) y creo que lo que ha sucedido estos años –los errores y los aciertos- lo podremos ver más claro probablemente dentro de veinte o treinta años. No es en ese aspecto en el que digo que las cosas se han quedado congeladas. Se trata más bien del hecho que la crisis institucional que causó el fracaso del Tratado Constitucional ha dejado el buque de la UE sobrecargado con los diez nuevos países miembros, pero sin los motores ni el sistema de gobierno necesario para mover la nave con las nuevas condiciones. La UE flota, pero eso no es suficiente para que los ciudadanos vean en ella un brioso bajel que surca los mares del mundo como en los viejos tiempos. No se hunde, pero tampoco navega. Y así no es de extrañar que nadie sepa quién está al mando de un barco que se pasa el día en dique seco o amarrado en el puerto, como si temiera las olas del mar abierto. Como un barco que no es capaz ni de llegar de Lisboa a las Azores.

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