Para desengrasar de tanta fiebre electoral, véase la feliz imagen de un narciso silvestre que transplanté este invierno desde un prado de Benasque, donde florecen a miles en el mes de mayo, a el prado de mi jardin en Castejón de Sos. Un poco antes, pero también han florecido. Las bellezas del pirineo oscense no son solo de roca y nieve.
lunes, 25 de mayo de 2009
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