martes, 26 de mayo de 2009

Demoi-Cracia (¿esto qué es?)

Muy interesante el comentario de José María de Areilza en el blog de ABC sobre lo que llama “tres errores”, que son en realidad tres verdades (http://www.abc.es/blogs/elecciones-europeas). La cuestión básica, que no explica bien, es por qué nos empeñamos en hacer elecciones para inyectar democracia en un organismo que es “demoi-crático” (gobierno de pueblos, más o menos) como muy acertadamente explica. Para que se hagan una idea, si se comparan las elecciones europeas en términos españoles los ciudadanos iríamos a votar para designar a los miembros del Congreso y del Senado, pero sabiendo que al presidente del Gobierno lo elegirían en un cónclave opaco los presidentes de las 17 comunidades autónomas, según sus propios intereses. En ese caso, no le extrañaría a nadie que el entusiasmo por ir a votar fuera parecido al que yo tengo por ir al dentista.
Pero, por otro lado, las instituciones comunitarias, ese “objeto político no identificado”, toman decisiones que afectan la vida de los ciudadanos y se gastan el dinero de sus impuestos, como si fueran de verdad, cuando ni lo son, ni están diseñadas para serlo. Otra vez la misma pregunta. ¿por qué entonces nos empeñamos en simular que lo son? Pues probablemente porque eso satisface mucho a los elegidos, de hecho es el paraíso de cualquier político: la máxima consideración, junto a la nula responsabilidad.
Europa es necesaria y ya hemos visto esta legislatura, con tres referéndum perdidos, que no puede avanzar más si no resuelve antes el problema de su legitimidad democrática. Se puede engañar a unos pocos un tiempo, pero no a todos todo el tiempo. Y si queremos una Europa fuerte, hace falta que sus ciudadanos puedan juzgar a sus dirigentes, o de lo contrario, lo que van a criticar serán sus instituciones.

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